

Son las 9:10h de la mañana en el colegio de mis hijos. En el aula los alumnos aguardan expectantes, sentaditos formando un círculo, a que dé comienzo el espectáculo, un acontecimiento muy especial. Y es que hoy una persona viene a explicarles en qué consiste su profesión. Pues bien, esa persona resulta ser una servidora. 🙂
La profesora me sugiere con una mirada que, cuando yo quiera, puedo empezar con la charla. Entonces, con todos allí mirándome con cara de angelitos, empiezo a contar mi historia…
-Vamos a ver si alguno de vosotros es capaz de adivinar mi profesión. Voy a dar muchas pistas… Mi profesión, para mí, es la mejor del mundo, me gusta mucho y me siento muy feliz. Cada mañana me levanto pensando que voy ayudar a satisfacer la necesidad de alguna persona y este sentimiento en mi corazón me hace sentirme muy, pero que muy contenta. ¿Qué profesión puede ser?
Los niños gritan:
-¡Médico, es médico!
Prosigo…:
-Cuando las personas tienen un problema, pongo todo mi empeño para resolverlo y llamo a otros compañeros para que me ayuden a resolverlo más rápido. ¿Qué profesión puede ser?
Los niños gritan:
-¡Bombero, bombero, es bombero!
Como siguen sin acertar, prosigo…:
-Respeto todas las leyes, soy responsable y me porto muy bien para que todas las personas confíen en mí.
Los niños gritan:
-¡Abogado, juez…!
Entonces, añado:
-Tengo que ser muy creativa, desarrollar estrategias y jugadas diferentes, para poder ganar al equipo contrario.
Los niños gritan convencidos:
-¡Futbolista!
Y una servidora sigue:
-Es una profesión que me hace dar lo mejor de mí misma cada día, tengo que estar siempre motivada, alegre y transmitiendo mucha empatía y confianza a los demás, ésta tiene que ser mi virtud.
Los niños no responden nada. Se miran.
-Mi profesión es… ¡COMERCIAL!
Y termino mi presentación con una sonrisa.
Transcurridos unos segundos de silencio, para la reflexión, uno de los chiquitines exclama:
-¡Pues… yo también quiero ser comercial!
Le respondo:
-¡Me parece muy bien cariño! Nosotros los comerciales hacemos que las empresas crezcan porque conseguimos que sus productos circulen por todos los pueblos y ciudades del mundo para ayudar a las personas a vivir mejor.
Los niños responden:
-¡Hala… qué chulo!
Otro de ellos añade:
-¿Puedo ser arquitecto y comercial al mismo tiempo?
Le contesto:
-Tienes que serlo cariño. Todos los arquitectos tienen que hacer presentaciones para vender sus proyectos. Y ahora, un beso a todos. Lo habéis hecho muy bien, ¡bravo!
2 Comentarios. Dejar nuevo
Grande Laura, siempre sorprendiendo incluso a los que parece imposible, como los niños.
Un abrazo!
Un abrazo Miguel.